Cuando era pequeño, tenía un hermano mayor favorito. Era tan bueno conmigo.
Ponía su brazo alrededor de mi hombro y nos íbamos saltando por algún camino, en ocasiones así, me sentía yo muy feliz.
A él no le importaba o molestaba en absoluto que yo anduviera siempre detrás de él, y no había nada que yo prefería hacer.
Estaba tan orgulloso de él estando en su compañia. Él era bueno para hacer todo. Yo nunca podría hacer las colinas de arena tan altas como él, las más siempre se caían, pero las de él siempre permanecían firmes como las Montañas Rocosas.
Papá siempre trató de no mostrar cuan orgulloso estaba de él. Él era el mayor de todos.Pero su sonrisa siempre parecía más feliz cuando mi hermano estaba presente. Pensé que mi mundo se venía abajo cuando tuvo que irse a su misión. Papá y mamá trataron de esconder sus lagrimas. Él siempre escribía a papá regularmente para decirnos lo mucho que nos quería. Aún nos dijo cuan maravillosa era su misión para que mamá no se preocupara.
La persecución era verdaderamente terrible en el lugar donde se encontraba, porque la Iglesia apenas principiaba. Pero nunca se dejó abatir, aunque la gente no creía en su mensaje. Todos nos sentíamos muy felices cuando lograba convertir a alguien. Pero no me importa decir que me preocupaba lo que los incredulos pudieran hacerle. Llegó al grado donde la gente conspiraba para quitarle la vida. Pero por alguna razón, papá nunca pareció preocuparse.
Entonces un día nos llegó la noticia de que su misión se había acabado. Pero no como la mayoría de las demás. Me sentí herido por las terribles noticias. Por fín habían aprehendido a mi hermano, a mi hermano mayor a quien yo tanto quería, mi hermano mayor quien quería a todos, y a quien la mayoria querían. Lo golpearon y ridicularizaron. Sufrió todo sin hacerles nada. ¿Porqué querría alguien herir a mi hermano mayor?. No lo pude entender. Una chusma lo llevó a una colina en las afueras de la ciudad y escupiéndole , le crucificaron.
Mi alma se conmovió cuando supe que le pidió a papá que les perdonara. Atormentado, con un dolor increible, dió su vida por lo que creía. Mi hermano mayor, mi rey e ídolo estaba muerto. Lloré en el que pareció el día más negro de mi vida. ¿ Dónde estaba mi hermano con quién había hecho colinas de arena? ¿Porqué tenía que ser él, el que tenía que morir?. Sentí el fuerte abrazo de papá sobre mi hombro y dijo: " Lo hizo por tí, por tí y tus hermanos".
Pasó el tiempo y yo fuí llamado a mi misión. A veces me olvido de lo que pasó hace mucho tiempo, pero cada domingo, un pedacito de pan y una tacita de agua me hacen recordar a mi hermano mayor y me aseguran que él vive.
No hay comentarios:
Publicar un comentario