miércoles, 26 de octubre de 2011

La oración y el ayuno

Tenemos un amigo en Honolulú.... un hombre que es obispo allá, muy rico, pero, a pesar de rico y joven, muy lleno de humildad.

Un día lo llamaron al hospital para que fuera a bendecir a un niño que tenía polio. La madre del chico, nativa del lugar, lo había llamado porque era su obispo, y le había dicho: " Obispo, venga, por favor. Mi hijo está atacado de polio,y quiero que venga a bendecirlo".La hermana esperó por él todo el día, pero el obispo no apareció; tampoco apareció en toda la noche, ni a la mañana siguiente. Pero esa tarde, temprano, llegó al hospital. La hermana estaba furiosa y le echó una sarta de improperios.

!Usted, siendo mi obispo, no vino en seguida! !Y pensar que usted es su propio jefe! Tiene autos, tiene una embarcación, tiene todo lo que quiere; puede hacer lo que quiere con su tiempo !y no vino a ver a mi hijo! Viene ahora... !después de un día entero!.
La hermana se calló, no encontrando ya nada más que decirle; entonces él sonrió y le contestó: " Hermana. después de hablar con usted ayer, empecé un ayuno; y he estado ayunando veinticuatro horas. Ahora ya estoy listo para bendecir a su hijo". A las cinco esa misma tarde, el muchachito fué dado de alta en el hospital, completamente curado de la polio...
Éste género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.


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