Efectivamente, cual es el pensamiento del hombre en su corazón, así obra.
Si piensa en ello el tiempo suficiente, probablemente lo hará, bien sea el hurto, el pecado moral o el suicidio.
De manera que la ocasión para protegerse contra la calamidad es cuando el pensamiento apenas empieza a tomar forma.
Destrúyase la semilla, y la planta jamás crecerá.
Solo el hombre puede alterar su manera de pensar y convertirse en el arquitecto de su destino.